A día de hoy nadie puede negar el progreso arquitectónico y constructivo que se ha vivido a lo largo de la historia de la humanidad: desde las primitivas cuevas en la Prehistoria, donde el ambiente interior confortable se conseguía a partir de la habilitación de un espacio natural, hasta los grandes rascacielos con los materiales más innovadores y las estéticas más rompedoras, con los que se ha comenzado una lucha internacional por conseguir un puesto en el Top10. ¿Cuál es el siguiente nivel de evolución arquitectónica? La respuesta es lógica aunque no sencilla: los Edificios de Energía Casi Nula.
Edificios de Energía Casi Nula y el PassivHaus
Los Edificios de Energía Casi Nula han tomado como referencia los requisitos del estándar PassivHaus en muchos países europeos y nacen de la adaptación de las necesidades energéticas actuales y los recursos naturales, a la arquitectura y a los procesos constructivos.
Esta tipología de construcciones ha cogido peso en el panorama nacional gracias a la cada vez mayor concienciación de la población y de los profesionales del sector por mejorar la eficiencia energética a la vez que se consiguen edificios saludables y se produce un ahorro energético.
La definición que desde la PEP (Plataforma Edificación PassivHaus) nos dan de este estándar de construcción es simple pero directa: “El edificio pasivo es el que ahorra energía.” Y añade “Dada la escasez de recursos a nivel global, merece la pena descubrir los principios de este estándar internacional.”
Y es que, aunque el interés en los Edificios de Energía Casi Nula a nivel nacional ha crecido en los últimos años como podemos ver en celebraciones como el Congreso EECN, el estándar de construcción pasiva es un modelo internacional de tal prioridad que desde la Unión Europea se creó una Hoja de ruta hacia los Edificios de Energía Casi Nula para conseguir un objetivo común.