La calidad del aire interior tiene un gran peso en la salud de los usuarios de las edificaciones: según datos de la Organización Mundial de la Salud el 4,6% de todas las muertes mundiales son por infecciones agudas del aparato respiratorio inferior atribuibles a la contaminación del aire interior.
Las estadísticas indican que pasamos entre un 60 y un 90% del tiempo en nuestras viviendas por lo que resulta fundamental contar con una reglamentación sobre la calidad del aire interior para proteger la salud de las personas.
Lo recoge de forma resumida Soler y Palau (S&P) en su web, en el apartado de normativa ventilacion.
Hasta el año 2006 no existía ningún tipo de reglamentación sobre calidad de aire interior para viviendas, sólo en el caso del sector terciario era de aplicación el Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE).
En el 2006 se aprueba el Código Técnico de la Edificación, el cual tiene un documento específico HS3 sobre calidad del aire interior para viviendas, garajes y otros locales. Recientemente, en el 2013, se hizo una revisión del HS1 sobre ahorro de energía que implica directamente a la calidad del aire interior.
Cuatro años después, en 2010, con la refundición EPBD (Energy Performance of Buildings Directive) se fijaron unos objetivos a cumplir que repercuten en la calidad del aire interior: reducir un 20% las emisiones de CO2, un 20% el consumo de energía primaria y la aplicación mínima del 20% de energías de fuentes renovables en las edificaciones.
Dentro de los Objetivo 2020 cobra especial relevancia los edificios de consumo energético casi nulo
La cantidad casi nula o muy baja requerida debería estar cubierta en muy amplia medida por energía procedente de fuentes renovables incluida energía procedente de fuentes renovables producida in situ o en el entorno.
Las condiciones del clima interior deben tenerse en cuenta cuando se apliquen los requisitos de ahorro energético, que deben estar reguladas por una reglamentación fácil de aplicar por parte de los técnicos, que permita una eficiencia óptima y de pie al uso de sistemas de ventilación eficaz para edificios de alta eficiencia.
Actualmente la calidad del aire interior para edificios se basa en la siguiente descripción que encontramos en el HS3 del CTE.
Los edificios dispondrán de medios para que sus recintos se puedan ventilar adecuadamente, eliminando los contaminantes que se produzcan de forma habitual durante el uso normal de los edificios, de forma que se aporte un caudal suficiente de aire exterior y se garantice la extracción y expulsión del aire viciado por los contaminantes.
Las opciones que presenta la industria para el sector residencial son numerosas, como se recoge en el catálogo de sistemas de ventilación para vivienda de SODECA.
El Código Técnico de la Edificación exige una ventilación constante pero complica el uso de los sistemas de ventilación variable o más eficientes, exigiendo justificaciones de cálculo para su cumplimiento ya que no aparecen como sistemas convencionales.
Con estos métodos de ventilación las calificaciones energéticas no superan la C, según los datos recopilados. De aquí nace la necesidad de fijar un objetivo más prestacional que facilite el uso de sistemas de ventilación eficientes y salubres para edificios de alta eficiencia.
Se pueden encontrar numerosos ejemplos muy bien ilustrados en Siberzone.
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