Un ambiente saludable es un derecho básico de cualquier ser humano. Las empresas relacionadas con el sector de la construcción tienen como objetivo principal para garantizar esta necesidad en los residentes y ocupantes de un edificio.
Conseguirlo no es tarea fácil, se requieren grandes inversiones en redes de ventilación y sistemas energéticos a menudo complejos para adaptarse al propósito de proporcionar soluciones duraderas y eficientes energéticamente.
La práctica fente a la teoría del ambiente saludable.
A medida que los constructores de edificios y los proveedores se esfuerzan por cumplir su promesa de un ambiente saludable y confortable para sus ocupantes, a menudo transcurridos los primeros años, comienzan a experimentar serias deficiencias de los sistemas.
Los sistemas de distribución de aire de bajo rendimiento o dañados, pueden atraer la humedad del aire que, a su vez, provoca la condensación.
En los climas secos, la humedad es causada principalmente por los propios ocupantes: cocinar, limpiar, respirar, etc. combinado con un material aislante que absorbe la humedad, desarrolla una base de alimentación ideal para bacterias y mohos.
Los conductos mohosos pueden causar serios riesgos. Las quejas comunes de los ocupantes son tos, asma, ojos irritados y mareos. En algún momento, la condensación comenzará a gotear causando manchas y desconchados en techos y paredes.
Si además el material aislante utilizado absorbe la condensación, éste pierde su valor de aislamiento y empezará a absorber el frío de las tuberías y otros conductos.
Invertir para prevenir
Para limitar los efectos de la condensación en los sistemas de enfriamiento y ventilación, es necesario invertir en medidas como filtros de aire o deshumidificadores para prevenir los problemas que se avecinan.
Para evitar que el moho se propague, se requiere un mantenimiento adicional. Por lo tanto, a medida que el sistema comienza a degradarse, los gastos de reparación comienzan a sobrepasar los costos de mantenimiento.
Por ello las empresas cada vez tienen más en cuenta en la planificación de diseño-fabricación-instalación-mantenimiento los posibles gastos derivados del paso del tiempo en el funcionamiento de sistemas como los de refrigeración y ventilación.
Al ser conscientes de estos problemas, los instaladores, empresas y expertos buscan soluciones óptimas pero sencillas para garantizar un suministro seguro para un gasto total mínimo por parte de la propiedad.
Sistemas cada vez más eficientes con la mirada puesta en el medio ambiente
Las amenazas mundiales como el cambio climático, la escasez de recursos y la salud de los ecosistemas, están en aumento. Los sistemas de ventilación es uno de los consumidores más intensivas de energía, ya que la demanda es a menudo 24/7, 365 días al año.
Sumando la creciente demanda de refrigeración, debido al aumento de la población, al aumento de los niveles de temperatura y humedad, se puede concluir que reducir la huella ecológica y minimizar el agotamiento de los recursos es un objetivo en toda la cadena de valor.
Teniendo esto en cuenta, se requiere una transición a sistemas energéticos innovadores y inteligentes que sean sencillos, pero altamente rentables y que puedan ofrecer un rendimiento sostenible a lo largo de una larga vida útil.
Es por eso que más y más inversores, contratistas y propietarios de edificios buscan respuestas más saludables y más resistentes a sus necesidades energéticas.
Materiales saludables para un ambiente sano, tanto en interiores como en el mundo que nos rodea. Los sistemas inteligentes y sostenibles pueden aprovechar un inmenso potencial de ahorro y, al mismo tiempo, asegurar un suministro confiable, minimizando el coste total de propiedad.